sábado, 23 de marzo de 2013 0 comentarios

El encuentro entre la peregrina y el lugareño






-Princesa de la luna, princesa del sol que andas deambulando, será que andas buscando el amor?

-No ando buscando nada más  mi querido lugareño que un lugar donde mis cansados pies puedan descansar de tanto caminar.

-Acaso vas de paso buscando tu destino, entre lugares peligrosos y sin un donde llegar, acaso no prefieres tener un hogar?

-Mi hogar es el mundo, mi destino es el caminar, no intentes detenerme, porque de seguro fracasaras.

-No intento obstruir tu camino, solo tengo curiosidad, cuéntame a ¿donde quieres llegar?

-No tengo un límite fijado, mi final inesperado será, solo sabré que he terminado de deambular, en el  preciso instante que encuentre frente a mí la felicidad.

-Déjame que te acompañe, me has cautivado con tu forma de hablar, tanta belleza y felicidad, yo también quiero probar...

-No es debido, mi camino es solitario, pero si quieres encontrar tu felicidad, tu propio camino guiado por los dioses debes crear, no intentes seguir a otros pues sin remedio alguno te perderás.

-Es cierto lo que dices, no me dejas duda alguna ya, solo te deseo buenos deseos, y no quiero interrumpir  tu destino por algún tiempo más.

-Gracias lugareño amable, espero volverte algún día encontrar, recuerda que nadie pone los limites de tu transitar, solo tu imaginación es capaz de crear el mundo en el que quieres estar.

 
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